martes, 16 de agosto de 2011

En casa de Pepito y Noemí

Ayer estuvimos en casa de Pepito y Noemí. Son un precioso matrimonio, que asisten a la iglesia de Gavá. Pepito y yo somos amigos desde nuestra adolescencia. Luego apareció Noemí en su vida, y llegó a formar parte de nuestros “amigos especiales”… porque ella, realmente es especial.

Viven en una urbanización, en medio del bosque, en una casita que bien podría ser la del cuento de Caperucita Roja (aunque más grande).


Noemí es una artista, y lo comprobaréis en algunas de las fotos que hay a continuación… Aunque sólo son una muestra de su arte… Deberías ver las cristaleras de sus puertas, decoradas por ella, con dibujos de racimos de uvas, cerezas, y distintas frutas, hojas y flores… todo combinado con los dibujos de las cortinas… una maravilla! Decora tejas, botellas, calabazas, que previamente deja secar, para luego convertir en muñecas rusas, o paisajes campestres. Cuando llegas a su casa no sabes dónde mirar… hay tanto para ver! Tiene el don de convertir cualquier objeto común en una obra de arte, llena de “caliu”. Por no olvidar los muebles restaurados o construidos por Pepito...










Yyyyyyyy… Noemí me ha regalado una de sus botellas decoradas!!!... Estoy tan feliz!!!



Os puedo asegurar que entrar en su casa es como entrar en un cuento…


Por no hablar de su pequeña huerta, donde cultivan tomates, calabacines, pimientos, fresas… y tiene todo tipo de plantas aromáticas, como menta o romero.


Y, lo que difícilmente podrás hacer en la ciudad de Barcelona… ir al gallinero, y levantar la puertecilla inclinada, para recoger los huevos que las gallinitas nos habían regalado!... increíble!
Disfrutamos de una deliciosa carne a la brasa, preparada por Pepito y mi querido esposo, con ensalada y distintas verduras,... buen vino,… y la mejor de las compañías. 


Además de Pepito, Noemí, su hijo pequeño, David, y el hermano de Noemí, también estaban mi hermana, cuñado, algunos de nuestros sobrinos… una verdadera fiesta “en familia”… porque eso éramos todos!



La sobremesa transcurrió entre charla y risas… y luego… acabó con un paseo por el bosque!... y yo que pensaba que había mucha vegetación en mi balcón!




Siendo la rata de ciudad que soy, reconozco que iba alerta, esperando que no me picara ningún bicho, no me saliera ningún jabalí, ni me mordiera una serpiente ni una tarántula, ni me cayera algún otro tipo de arácnido de algún árbol. Además de pegarme varios resbalones y torcidas de pie, ya que en Barcelona no suele haber tantas piedras… en fin! Pero ahí seguía yo… cámara en mano!... toda una aventurera!... siguiendo al grupo, camino al “bebedero de los jabalíes”… Un pequeño estanque de agua, construido de cemento, donde dichos animalitos van a beber y, posiblemente, revolcarse, cual cochinillos salvajes.









Hay que decir también que los mosquitos querían pasar el día con nosotros, y hemos tenido que rociarnos de repelentes de todo tipo para ahuyentarlos… Hemos hecho lo que hemos podido… pero insistían en quedarse con nosotros!
Tema “mosquitos” aparte… en días como hoy, sólo puedo decir:
- Gracias Señor por los amigos… y por las vacaciones!

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