lunes, 15 de agosto de 2011

Grandes mujeres de Dios que han pasado por mi vida

Francisca Alcaraz

Ella era “la hermana Paquita”… así la llamábamos todos. Era como la mamá de todos los jóvenes. Se casó mayor y nunca tuvo hijos, por lo que nos “adoptó” a todos!. Siempre estábamos en su casa. Compraba un croissant enorme, que sólo hacían en una pastelería del barrio de Gracia (mediría unos 30 centímetros!), y nos invitaba a todas las chicas a merendar. Como disfrutaba de tenernos allí!... era como una más de nosotras… nadie diría que nosotras rondábamos entre 15 y 19 años, y ella los 65 – 70 o más. Le hablábamos de nuestros “amoríos” (como ella decía) de adolescentes… cómo nos reíamos con ella!

Tenía una gatita a la que quería con locura (no recuerdo su nombre)… y un pequeño balconcito LLENO de plantas… le encantaban las plantas… las mimaba casi tanto como a nosotras. Me regaló una de esas plantitas, que todavía tengo en mi balcón, y que lleva conmigo ya casi 20 años!.

Muchos sábados o domingos nos preparaba un delicioso pollo con ciruelas, y aquel antiguo piso de la calle Bruniquer, en el barrio de Gracia, se llenaba de jóvenes bulliciosos que llenaban el comedor, los balcones, la cocina… todo el piso!

Fue diaconisa de la iglesia todos los años que la conocí… muchos!. Que trabajadora era!. Ya hace muchos años que son otras las diaconisas, pero para mí, ella siempre será de las del “cuadro de honor”… y seguramente en el cielo, estará intentado servir a todos!.

La recuerdo sentada en la esquina del segundo o tercer banco de la parte izquierda de la iglesia… me duele no recordar ya el banco exacto en el que se sentaba… que fácil es olvidar… Con su moño rubio dorado, lleno de horquillas, cruzado en la nuca. A veces se le salían las horquillas y yo se las colocaba, si estaba detrás de ella. Sólo cuando estaba muy enferma perdía un culto. Era de las que “siempre están allí”… y el día que faltan… EL VACIO ES TAN GRANDE…

Su vida no fue fácil… como pasaba con muchas de las mujeres de aquella generación, y eso se reflejaba en su expresión un tanto entristecida… pero tenía un sentido del humor agudo y único!

Era la que nunca olvidaba un cumpleaños ni una fecha señalada… Fue “alma” de nuestra iglesia!… Y cuando miro a tantos hermanos nuevos que llenan hoy los bancos… me cuesta asimilar QUE NO CONOCIERON A LA HERMANA PAQUITA!!!... Cómo es posible???... SI ELLA FUE ALGUIEN TAN IMPORTANTE EN NUESTRA IGLESIA!

La hermana Paquita fue hospitalidad, fidelidad, paciencia, diligencia, arduo trabajo… Y yo nunca la olvidaré… Y cuando la encuentre en el cielo, le daré un fuerte abrazo, y le diré cuánto la he echado de menos… Y seguramente encontrará por allí algo para invitarnos a merendar!

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