jueves, 22 de diciembre de 2011

LOTERIA, SUEÑOS Y VIDA ETERNA

Esta mañana chafardeaba en TV1 sobre el sorteo de Navidad que se hace en nuestro país (y es que me encanta oir cantar los números a esos niños - suenan a mi infancia, cuando esas vocecitas sonaban en todos los pisos del barrio, en radios y televisores - yo siempre me preguntaba por qué los elegían a ellos para esto) Ahora, con las nuevas tecnologías, van apareciendo a pie de imagen comentarios que la gente va colgando en internet. Alguien escribió algo así como: "Se han acabado todos mis sueños". Que tristeza me dió. Que los sueños de una persona dependa de una cantidad de dinero, que un día tendrá que dejar aquí en la tierra... porque a la eternidad nadie se lleva nada que haya poseído aquí.




Me acordé del versículo de Marcos 8.36:

"Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"

Claro! Supongo que cuando la gente está esperando un sorteo, en lo que menos piensa es en la muerte. Mucho menos cuando todos se están preparando para unos días festivos. A nadie nos gusta pensar en la muerte. Pero la muerte forma parte de la vida, y nunca sabes cuando va a asomar su oscuro rostro. Lo sé porque hace poco más de un año me vi sentada en una silla de ruedas en Valle Hebrón, mientras me llevaban "volando" por pasillos interminables, y me tenía que enfrentar a varios médicos diciéndome que no sabían si mi vida estaba en peligro. Yo??? Si el día anterior había estado celebrando mi 23 aniversario de boda, sólo tenía 45 años y estaba perfecta!!!!

Dios guardó mi vida... una vez más!!! Y Dios hizo un milagro en mí, devolviéndome la visión que había perdido a consecuencia de un trombo.  A MI SI QUE ME HA TOCADO LA LOTERIA!!!!!!!

Cuando escribo esto, quisiera que todos mis amigos y familiares que todavía no tienen la seguridad de su salvación y vida eterna, no dejaran pasar este momento sin hablar con Dios y pedírsela. El la regala a todos los que la quieran recibir. Es por gracia.  Jesús murió en la cruz para llevar todos nuestros pecados... nuestra condenacion. Nuestra naturaleza caída era un puente destruído entre Dios y nosotros. Jesús extendió la cruz y restauró ese puente que nos separaba de Dios, para reconciliarnos con El. Sólo pide perdón por tus pecados... por tu naturaleza caída. Acepta a Jesús como tu Salvador, y recibe su REGALO... TU VIDA ETERNA. Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre. No ignores tu necesidad de Dios. En esta vida todo es tan efímero y pasajero!. Dios te ama con locura.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, más tenga VIDA ETERNA" (Juan 3.16)

En el día de hoy... en el que se está pronunciando tantas veces la palabra SUEÑOS... yo también tengo un sueño. Mi sueño es que un día disfrutemos juntos en la Presencia de Dios TODA LA ETERNIDAD... Porque yo sé que voy a estar allí!!!

Os amo! Que Dios os bendiga siempre!!!



Nuestro mayor regalo... Una cruz... y una mansión en los cielos...

miércoles, 21 de diciembre de 2011

AÑOS 70 - NAVIDADES EN CASA DE MI ABUELA - II

Mi abuela se levantaba siempre antes del amanecer! A las 4 o 5 de la mañana ya estaba arreglada, desayunada, y podías oir entre sueños sus movimientos silenciosos por la casa (para no despertarnos) y el ruído apagado que hacía con los cacharros en la cocina.

Dejaba la casa lista, y la comida hecha antes de abrir la tienda.

La tienda hacía esquina y daba a tres calles, a través de dos puertas enormes de madera, de doble hoja, pintadas en color hueso y café. Y lo más pintoresco es que estaba situada en una preciosa plaza, con una fuente en el centro. Aquello era tan concurrido como las Ramblas de Barcelona, pero a menor escala! Había negocios por toda la plaza. Recuerdo la farmacia de la otra esquina opuesta a la nuestra; la panadería donde mi abuela me mandaba a comprar verdaderas delicias; el bar de unos amigos de mis padres, que tenían hijos de nuestra edad; otro bar donde hacían la mejor ensaladilla rusa que he comido en mi vida; la papelería, donde también vendían cromos y cosas divertida; y “la tiendecita de la mujer rubia”… Era una tienda de unos 3 x 3 metros, donde vendían chucherías, biberones y aviones de anisitos, pulseras de plástico de todos los colores,… baratijas de todo tipo! Vaya fiesta cuando mi abuela nos daba unas monedas para ir a la casa de la mujer rubia! Creo que soy una “compradora compulsiva” (o algo así!) por culpa de esa tiendecita. :S

Mi abuela abría las puertas de la tienda mientras nosotros todavía estábamos sumergidos en el país de los sueños… lo más bonitos… los de los niños. Pero no tardaban mucho en despertarnos las voces de las señoras que entraban a la tienda. No había puerta en el piso de arriba, sólo una escalera nos separaba de la tienda.
En navidad sonaba música en la plaza… pero no consigo recordar de dónde salía… Saldría de las tiendas, o que había altavoces instalados en la plaza?. A los niños no les importa mucho eso. Sólo sé que habían villancicos sonando constantemente, que llenaban el aire de cálidez, festividad y alegría. Por lo que, entre los villancicos y el bullicio de las señoras que empezaban la jornada, ya no queríamos dormir!

En cuanto mi abuela oía nuestras risas y charlas, subía a calentar la leche y prepararnos el desayuno (La tienda se quedaba al cuidado de alguna clienta. En esa época no pasaba nada) Llenaba la mesa con berlinas de crema, chocolatinas, galletas, ensaimadas… Mi abuela pensaba que éramos más de los que éramos! Pero eso no nos preocupaba!

Nos vestíamos, aseábamos y tomábamos nuestro tiempo para desayunar… que estábamos de vacaciones! Aunque a veces preferíamos bajar el vaso de leche y la berlina a la tienda, y tomarlo allí mientras observábamos a las clientas, y escuchábamos sus conversaciones de mayores. Yo era la mayor, por lo que me encantaba ayudar a mi abuela a atender a las señoras, cobrarles, y darles la mercancía. Era realmente buena detrás del mostrador! :D

La mañana volaba!... Entre atender clientas, ir a la papelería a comprar bolis para la tienda, entrar a la trastienda a jugar a tenderas, comprarnos algo en la tiendecita de la mujer rubia… Todo esto con los villancicos de fondo… Ya era la hora de comer!



Este es el aspecto de la plaza en la actualidad. La tienda de mi abuela estaba donde ahora está la farmacia... el edificio del frente, esquina de la izquierda. Aunque el suelo y todo tiene un aspecto más moderno, han vuelto a colocar la antigua fuente, que fue quitada por un tiempo.

Gracias, Loida, por enviarme esta foto. No sabes cuánta ilusión me ha hecho.

lunes, 19 de diciembre de 2011

AÑOS 70 - NAVIDADES EN CASA DE MI ABUELA - I

Colocábamos el pequeño árbol navideño sobre el también pequeño frigorífico que había en el comedor. Y es que era imposible que el diminuto frigorífico entrara en esa cocina minúscula. Nunca entenderé cómo entraba tanta comida dentro de ese mini-electrodoméstico, teniendo en cuenta que mi abuela compraba y cocinaba en cantidades industriales. Lo cierto es que en casa de mi abuela todo parecía haber salido del cuento de Pulgarcita, menos los orinales que eran enormes!!! Cuesta creer que en algún tiempo, no muy lejano, tenían enormes orinales de porcelana blanca debajo de las camas! Pero volvamos a las fiestas navideñas… (así soy yo… como una lavadora que da vueltas y vueltas, en una dirección y en otra durante el lavado!)
Volvamos a ese pequeño árbol, con el belén al pie, que llenábamos de adornos brillantes, y parpadeantes e hipnóticas luces de colores. Lo veía desde mi cama por las noches. Cuando todo estaba oscuro y en silencio, tapada hasta la nariz debajo de unas pesadas mantas, esas lucecitas hacían vibrar mis sueños y mis emociones.
Pasábamos las vacaciones de Navidad en casa de mi abuela paterna. El último día de cole, cuando a las 17 h., en punto, sonaba la campana para finalizar las clases, corríamos eufóricos a casa! Mi madre nos bañaba, preparaba nuestra ropa para los 15 días de vacaciones… y nos íbamos a casa de la “abue”! (así la llamábamos)
Mi “abue” tenía una tienda. Una droguería-perfumería típica de los años 50-60, donde se vendía desde detergente, acetona, bolas de alcanfor, azulete, almidón… hasta el perfume más caro, a granel. Las señoras traían sus botellas vacías de cristal, con restos amarillentos de perfume en el fondo, y las rellenábamos con unos pequeños y graciosos embudos. A mi hermana y a mí nos encantaba jugar con ellos cuando se cerraba la tienda, por las noches o los domingos. Algunas señoras pedían 5 pesetas de perfume, 10… y nosotras rellenábamos su antigua botellita de cristal por ese importe.
Y la gran delicia era jugar con el muestrario de cosmética… Pintalabios de todos los colores imaginables (antes se llamaban carmines), polvos compactos Maderas de Oriente (con su olor tan característico y maravilloso)… Nuestro disfrute e imaginación al maquillarnos no tenía límite… Sólo un artista sería capaz de entenderlo.
También había un armario cerrado, colocado bastante alto, donde sólo llegaban los adultos altos (valga la redundancia), donde estaban expuestos los matarratas, mata cucarachas y mata cualquier animalito indeseable. Era una armario muy emocionante… lleno de cajas negras, con algún dibujo de una calavera en alguna esquina… que sólo podíamos mirar.
Situada en el barrio más antiguo y pintoresco de todo Alicante, el barrio de Santa Cruz, a unos metros de la iglesia de San Nicolás y del Ayuntamiento, la tienda estaba a entrada de calle. Había dos sótanos debajo, como almacenes. Y la vivienda estaba arriba. Esas cuatro plantas eran nuestro mundo de fantasía.