miércoles, 21 de diciembre de 2011

AÑOS 70 - NAVIDADES EN CASA DE MI ABUELA - II

Mi abuela se levantaba siempre antes del amanecer! A las 4 o 5 de la mañana ya estaba arreglada, desayunada, y podías oir entre sueños sus movimientos silenciosos por la casa (para no despertarnos) y el ruído apagado que hacía con los cacharros en la cocina.

Dejaba la casa lista, y la comida hecha antes de abrir la tienda.

La tienda hacía esquina y daba a tres calles, a través de dos puertas enormes de madera, de doble hoja, pintadas en color hueso y café. Y lo más pintoresco es que estaba situada en una preciosa plaza, con una fuente en el centro. Aquello era tan concurrido como las Ramblas de Barcelona, pero a menor escala! Había negocios por toda la plaza. Recuerdo la farmacia de la otra esquina opuesta a la nuestra; la panadería donde mi abuela me mandaba a comprar verdaderas delicias; el bar de unos amigos de mis padres, que tenían hijos de nuestra edad; otro bar donde hacían la mejor ensaladilla rusa que he comido en mi vida; la papelería, donde también vendían cromos y cosas divertida; y “la tiendecita de la mujer rubia”… Era una tienda de unos 3 x 3 metros, donde vendían chucherías, biberones y aviones de anisitos, pulseras de plástico de todos los colores,… baratijas de todo tipo! Vaya fiesta cuando mi abuela nos daba unas monedas para ir a la casa de la mujer rubia! Creo que soy una “compradora compulsiva” (o algo así!) por culpa de esa tiendecita. :S

Mi abuela abría las puertas de la tienda mientras nosotros todavía estábamos sumergidos en el país de los sueños… lo más bonitos… los de los niños. Pero no tardaban mucho en despertarnos las voces de las señoras que entraban a la tienda. No había puerta en el piso de arriba, sólo una escalera nos separaba de la tienda.
En navidad sonaba música en la plaza… pero no consigo recordar de dónde salía… Saldría de las tiendas, o que había altavoces instalados en la plaza?. A los niños no les importa mucho eso. Sólo sé que habían villancicos sonando constantemente, que llenaban el aire de cálidez, festividad y alegría. Por lo que, entre los villancicos y el bullicio de las señoras que empezaban la jornada, ya no queríamos dormir!

En cuanto mi abuela oía nuestras risas y charlas, subía a calentar la leche y prepararnos el desayuno (La tienda se quedaba al cuidado de alguna clienta. En esa época no pasaba nada) Llenaba la mesa con berlinas de crema, chocolatinas, galletas, ensaimadas… Mi abuela pensaba que éramos más de los que éramos! Pero eso no nos preocupaba!

Nos vestíamos, aseábamos y tomábamos nuestro tiempo para desayunar… que estábamos de vacaciones! Aunque a veces preferíamos bajar el vaso de leche y la berlina a la tienda, y tomarlo allí mientras observábamos a las clientas, y escuchábamos sus conversaciones de mayores. Yo era la mayor, por lo que me encantaba ayudar a mi abuela a atender a las señoras, cobrarles, y darles la mercancía. Era realmente buena detrás del mostrador! :D

La mañana volaba!... Entre atender clientas, ir a la papelería a comprar bolis para la tienda, entrar a la trastienda a jugar a tenderas, comprarnos algo en la tiendecita de la mujer rubia… Todo esto con los villancicos de fondo… Ya era la hora de comer!



Este es el aspecto de la plaza en la actualidad. La tienda de mi abuela estaba donde ahora está la farmacia... el edificio del frente, esquina de la izquierda. Aunque el suelo y todo tiene un aspecto más moderno, han vuelto a colocar la antigua fuente, que fue quitada por un tiempo.

Gracias, Loida, por enviarme esta foto. No sabes cuánta ilusión me ha hecho.

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