lunes, 15 de agosto de 2011

Grandes mujeres de Dios que han pasado por mi vida

Josefa Miranda Martín

(Testimonio contado por ella misma)

Fue en Ronda, provincia de Málaga, donde nos convertimos al Señor bajo el ministerio de nuestro hermano pastor, Roy Dalton, un santo de Dios.
Fuimos bautizadas por el Espíritu Santo. Bajamos a las aguas del bautismo en un río.
Tanto mi hermana como yo pasamos las mil y una para ir a los cultos, para que mi padre no lo supiera.
Teníamos una panadería y cundió la alarma social de que las hijas del panadero iban al chalet de los protestantes.
Muchos de los clientes dejaron de venir a comprar el pan. Y, para postre, a mi padre le mandaron un anónimo en el cual, entre otras cosas, le preguntaban sobre si estaba enterado de a dónde iban sus hijas.
La única y gran bofetada que me dió mi padre fue por la causa del evangelio… Bendito sea el Nombre del Señor… Aleluya.
Nos dijo que teníamos la culpa de la ruina del negocio, por lo tanto, nos echó de nuestra casa.
Nos fuimos a la ventura con muy poquito dinero. Con los hermanos orando por nosotras, nos encomendamos en las manos del Señor.
Primero nos fuimos a Sevilla, pues había allí una hermana en la fe.
Allí todo fue diferente de lo que nos habían dicho, de manera que nos vinimos para Barcelona.
Al cabo de un año, mi padre dejó el negocio para estar con nosotras. No mucho tiempo después enfermó y le tuvieron que amputar una pierna.
Estuvimos 12 años sin tener casa. Vivimos de alquiler en cinco sitios distintos. En dos de ellos se predicaba el evangelio en el comedor. Mi padre se vió casi obligado a escuchar la Palabra de Dios, y al cabo de algunos años, se arrepintió de su vida pasada y conoció al Señor como su único y suficiente Salvador.
Como vivíamos en La Floresta, los hermanos llevaron a mi padre a Tarrasa para ser bautizado.
Esto es una parte de nuestra carrera hasta el día de hoy.

Nuestra hermana Miranda sigue actualmente en nuestra iglesia, en Barcelona. Es una mujer fuerte de espíritu y de carácter, en la que parece que el paso del tiempo no deja huella. Tiene un tremendo acento andaluz que no ha perdido, a pesar de que ya vive aquí como 60 años!

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