viernes, 3 de febrero de 2012

SON SOLO RECUERDOS DE UNA NIÑA - Parte I

Mis padres eran muy religiosos. Practicantes de la religión del estado. Mi padre fue monaguillo toda su infancia, y cuenta que había días que tenía que ayudar en una cantidad considerable de misas. De hecho quería ser cura, pero como estaba enamorado de mi madre, descartó la idea!

Cuando yo nací, me llevaron caminando, en peregrinación, a una iglesia que hay a las afueras de la ciudad de Alicante… La Santa Faz… para qué sé yo… consagrarme??... dedicarme???... quién sabe! O_O  En fin…

Cuando tuve la edad para empezar el cole, mi padre durmió toda la noche en el coche, en la puerta del mejor colegio de monjas de Alicante, para que yo fuera formada en un colegio religioso.

Fue entonces, a mis 4 años de edad, cuando mi padre pasó por delante de una iglesia evangélica, entró… y su vida cambió para siempre!... Pero toda esa historia debería explicarla él!… Sólo diré que siendo un hombre con profundas inquietudes espirituales, y no habiendo sido capaz de encontrar donde llenar el vacío de su alma… se encontró con Dios en un pequeño local del barrio de Benalúa (Alicante) Mi madre experimentó el amor y el poder transformador de Dios 3 meses después.

Por consiguiente, fui educada en el camino de la fe. Mis padres me enseñaron (y aún me enseñan) con sus palabras y con el ejemplo de sus vidas que amar a Dios y vivir para servirle es el motivo de nuestra existencia, y lo más precioso que hay.

Esa pequeñita iglesia del barrio de Benalúa estuvo abierta muy poco tiempo. Los pastores eran franceses, y por algún motivo (que no recuerdo ya que era muy pequeña) tuvieron que volver a Francia.

El pequeño grupito de fieles, compuesto sólo por 2 matrimonios, quedó un poco desamparado… Y fue mi padre quien se hizo cargo de la mini-iglesia, sólo un año después de su conversión.

Crecí entre las sillas plegables de la iglesia! Rara vez nos recuerdo, a mí y a mis hermanos, haciendo los deberes en casa. Teníamos culto casi cada día, por lo que hacíamos los deberes en las últimas sillas de la iglesia, mientras escuchábamos de fondo canciones, oraciones y predicaciones.

Mis padres empezaron a recorrer pueblos predicando el evangelio. Se abrieron iglesias en distintas poblaciones de Alicante. Recuerdo que cada tarde, cuando mi padre salía de trabajar, venía a buscarnos a casa, y mi madre ya tenía preparado un capazo lleno de bocadillos, botellas de agua y servilletas… y otro con los pijamas! Los 3 bulliciosos niños (Juanjo aún no había nacido) nos montábamos en el asiento de atrás del coche, y empezaba nuestra aventura diaria… que a mí personalmente me fascinaba!... Ibamos al pueblo donde teníamos el culto... Cantábamos todo el camino, con mi madre como directora del infantil coro... (Aún recuerdo el frío espantoso que hacía en algunos de esos pueblecitos)...Ya de vuelta a casa mi madre nos daba la cena en el coche, nos ponía los pijamas, nos tapaba con una manta… y nos quedábamos fritos todo el viaje de vuelta!!! Una vez en la puerta de casa, nos subían en brazos a los tres (3 pisos sin ascensor!), y nos metían en la cama porque al día siguiente… cada día siguiente!... había que madrugar para ir al cole.

 Mis padres, Raquel y yo en la pequeña iglesia de Benalúa.


Comienza la iglesia en el salón de nuestra casa. Después de cerrada la iglesia de Benalúa.


La pequeña, pero ya creciente, congregación.

3 comentarios:

  1. Qué bonito Rosana, me trae también recuerdos de las primeras reuniones en el garaje de nuestra casa.

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  2. Cómo me gustaría saber tu historia, Belén... :)

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  3. ME HA ENCANTADO TU HISTORIA,QUE VALIENTES FUERON TUS PADRES, GLORIA A DIOS. ROSANA ME ENCANTA COMO LO NARRAS,YO SABIA QUE TU NO PUEDES CALLAR...¡ALELUYA!

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